Fó, dice la presidenta de la Junta Reglamentadora de Comunicaciones, Sandra Torres, refiriéndose a la última canción de Calle 13. Dice que no le gusta, porque es «completamente obscena y lasciva».
Y recordé que hace unos días, en mi clase de introducción a la antropología cultural, hablaba con mis estudiantes de la importancia de no temerle a las palabras por lo feas, sino en todo caso, por sus significados y sus usos históricos.
Por supuesto que al leer la noticia de endi.com que cita a la asqueada señora, no me quedó mas remedio que escuchar, inmediatamente, la canción en su totalidad (convenientemente, endi incluye un enlace en la noticia.) Digo, por aquello de que es «completamente obscena y lasciva», me dio curiosidad ver como ese encantador, talentoso, malhablao rimero del país nuestro encadenaba cientos de malas palabras unas con otras. He escuchado muchas canciones suyas, y todas ellas, por más «sucio» que fuera su lenguaje, contenían una que otra palabra bastante normalita. Así que pensé, se botó el Residente. Ahora sí que sí. Se le fue la mano.
Escucho. Espero las palabras obscenas. Escucho algunas que podrían ofender a la Sra.Torres. Me imagino que frente al desafío de la portavoz de la censura, la mitad del país ha hecho lo mismo, y la canción retumba en miles de hogares, en todos ellos sonando, las palabras terribles, «alcalde», «país», «pensar»…
Wait.
Bueno, tal vez es que son las frases, las obscenas: Cosas como «mis letras groseras son más educadas que tu silencio»,»dejar de hablar no combina con gente violenta», «abuso, por parte del estado», «conformarse y dejar de existir es como ver a alguien ahogarse y dejarlo morir.»
What?
Ooooooh. 🙂
Hay una estrofa donde ofrece rehabilitar, en Cuba, a un alcalde tecato indeterminado. ¿Será alguna de esas? ‘¿Tecato?’ ¿’Cuba’, tal vez?
Pero, ¿quién le dijo tecato primero a quién?
También dice huevos. Y jodido. Pero no creo que sean esas.
Tal vez son todas. El ejercicio mismo de encadenar palabras, groseras o no, para expresar una cosa distinta a la cosa simplona que prefieren los que hoy mandan. Los que presiden sobre este obsceno, obscenísimo orden (porque la obscenidad, con frecuencia, poco tiene que ver con el líbido o con la grosería del reguetón) decía que los que mandan lo hacen sobre un obsceno ritual de destrucción del pensar, del intelecto, del pensar y el intelecto concebidos como propiedad de los pueblos y no de los bolsillos…Que esos que presiden la destrucción del pensar, dicen esos, esos tipos y tipas de los que Serrat decía que «entre ellos y yo hay algo personal», que pensar sólo sirve si es propiedad privada o estrategia de mercadeo, ellos, dicen que la lucidez es mala, que es grosera, y que es lasciva….Y por eso no les gusta la canción de Calle 13. Por lúcida. Prefieren cosas como «vota o quédate callao», o mejor aún, «sencillamente quédate callao.»
Aquí los dejo con el rimero lúcido, grosero, encantador.
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