tarifas, vagos, indignaciones, y otras vergüenzas de la cotidianeidad

Hace rato que tenía que haber escrito sobre este asunto de las tarifas fijas para los residenciales, o más bien (porque esto otro es lo que verdaderamente me llama la atención y me interesa) sobre la reacción que dicha política ha desatado.  Esa protesta colectiva, a viva voz, una ola de quejas que nunca he visto elevarse, al menos no con esa velocidad, para defender ninguna otra causa.  Ningún político pillo, o vago, o mantenido, ha desatado jamás semejante ira.  Los que por poco nos queman el país con el desastre de CAPECO nunca fueron blanco de una indignación así. El bono a los desarrolladores para que pudieran seguir construyendo (y vendiendo) en un país con sobre veinte mil viviendas vacías nunca fue discutido como «robo» o «parasiteo».

Cuando decidí que finalmente escribiría sobre este asunto, tampoco escribí. No escribí porque quería producir un texto impresionante, conmovedor, o por lo menos ingenioso.  Tal vez sonoro, con esa sonoridad que con frecuencia exhiben tipazos y tipazas como Pérez Reverte, o Ana Lydia Vega, o Mayra Montero -esa sonoridad que emite el argumento en el volumen preciso, y en la frecuencia exacta, para que éste resuene en las neuronas y el corazón ajenos.  De modo que volví a no escribir.

Finalmente, supongo que hoy, decidí que igual tenía que hacerlo.  Primero, porque me dí cuenta de que no lograría la resonancia esperada (puede leer sobre «resonancia», ese tan poético fenómeno de la física, aquí), justamente porque esa es la cualidad principal, y más repugnante, de esa indignación colectiva que hoy vengo a criticar.  Me resigno entonces a escribir cualquier cosa: un cruce entre desahogo y memo corporativo, un telegrama febril, una rabieta antipática pero inteligible, un carraspeo lanzado torpemente al mundo de la cibernia.  Que salga cualquier cosa, pensé, pienso; entramos luego y escribimos algo de seguimiento, más bonito, más sosegado, más intelectual.

Así que escribo.  Primero, para describir la cosa que enfrento aquí.  No se trata de la decisión de la tarifa fija – ni siquiera sé si esa decisión,la de otorgarle una tarifa fija de agua y luz a los que viven en residenciales públicos,  es buena, mala o irrelevante.  Probablemente, para ser honestos, en términos estrictamente económicos, es irrelevante. No lo sé.  Francamente, ni viene al caso.  Lo que me trae hoy a la ventanilla de editar una entrada en mi blog es la reacción popular a esa decisión.  Y ésta, señores, ha sido de miedo.  Los comentarios en los periódicos en línea chillan (sí, chillan, en chillonas mayúsculas) cosas acerca de esa «gentusa» (palabra que por cierto, muchos escribieron con ‘s’), que «vive del cuento», y que «no trabajan para vivir del gobierno y de los que pagamos contribuciones.»   Hablan de irse a vivir en un caserío como si de hecho quisieran hacerlo. Hablan de un futuro donde el gobierno les dará internet gratuito también.  Hablan de plasmas, antenas y piscinas en todos esos hogares que, si una no hubiera visto de cerca, tendría que imaginar como fabulosos palacios de cuento, con fuentes cristalinas y luces de discoteca.

Pero la peor parte no fueron los periódicos, no.  Allí de todos modos siempre hay cuatro locos chillones comentando las noticias groseramente, de hecho esta vez han estado quizás hasta más educados que de costumbre.  No, la peor parte fue facebook, espacio en donde me comunico con lectores de esta cosa, con amigos, con familiares, con antiguos compañeros. Allí, me cuenta un lector, José G. (que por cierto ha escrito algo muy bueno sobre este asunto y espero que lo publique en algún lado, pronto), y acabo de verificar con mis ojitos, hay un grupo con casi cuatro mil miembros que se llama «estoy harto de mantener los vagos en PR con mis contribuciones» y que se describe a sí mismo de la siguiente forma:

«Este site es para establecer un final proximo a todos los vagos en Puerto Rico que no trabajan y se la pasan esperando la GUIRA del «MANTENGO» gubernamental, sea cupunes, ayudas, etc, etc, etc. Son todos aquellos que se la pasan perdiendo el tiempo en la casa, jugando juegos electrinicos y esperando el cheque del gobierno con una barriga que parecen nenes de World-Vision. Los magnificos parasitos que nos tienen a Puerto Rico en la bancarrota por estar manteniendolos como peces de agua dulce en estanque.»

¿»Establecer un final próximo»? ¿Qué es eso y cómo proponen lograrlo? ¿Genocidio? No, quisiera pensar que lo que en realidad desean es que todos tengan empleos. Los comentarios que leí hoy (hay páginas y páginas de ellos) dicen cosas como (esto es sin censura, lo copio tal cual, aunque me mate la «z» de «abuzo»)… «sin palabra, indignacion total….. Quien piensa en mi, en la clase media. no lo puedo creer. QUE ABUZO. por Dios agamos algo que yo me apunto, esto no puede seguir, ya no mas.», y se ensañan con especial furor con las «guimas mantenías» que según ellos se dedican a parir y parir con toda la mala intención de continuar «parasiteando».  Dice uno» «En especial a las Guimas cuponeras de caserio, no saben mas que paril hijos y no trabajan esperando los cupones, jajajaj…»  Hasta la foto revela odio – una mujer sobrepeso, de espaldas, con algo pegado de la bata en el área del trasero.

Yo pago contribuciones, muchas, fiel, legal y consistentemente.  Y mucha luz, y mucha agua.  Pero con toda franqueza, no creo que el furor que este grupo de facebook tan orgullosamente, y con tanta resonancia, exhibe,  se trate de eso exactamente, no.  Como pagadora de contribuciones, a mí me indignan el estado de las carreteras, el deterioro del sistema público de educación, la ausencia de transportación colectiva, la ineficacia del sistema de salud, la escasez de parques y áreas verdes, en fin, me indigna que mis contribuciones no se traduzcan en una estructura de cosas que podemos llamar el bien común y que se refiere a las cosas que nos benefician a todos: urbes limpias, menos autos, más salud, mejor calidad de vida.

Pero no, no hay un grupo de facebook que inste a Fortuño a garantizarnos ninguna de esas cosas.  Lo que vociferan las voces indignadas es que los pobres tienen la culpa, que nos engañan, que nos explotan.  Y yo quisiera aclarar un par de cosas:

  • Los pobres no nos explotan.  Lo que el estado invierte en mantener a sus ciudadanos más vulnerables es una chavería en comparación con los subsidios que reciben otras entidades, corporaciones, casi todas, que pagan muy pocas contribuciones,  generan muchas ganancias, y definitivamente no viven en un apartamento diminuto con ventanas miami y ruido de tiros en la noche, como viven muchos en nuestros caseríos.
  • La imagen del residente de caserío que ríe sonoras y siniestras carcajadas y se frota las manos porque nosotros, los contribuyentes, le pagamos un estilo de vida que incluye piscina, cable, antena, internet, losa italiana, o lo que sea, es una fantasía, o en el peor de los casos, una excepción. La mayor parte de los residentes del caserío preferirían vivir en otra parte.  Otros quieren vivir ahí, esa es su comunidad, y trabajan duro, con pocos recursos, para mantener sus apartamentos lindos, ordenados, y para bregar con el discrimen cotidiano que su geografía les acarrea.  Muchos de ellos trabajan, muchos otros desean desesperadamente trabajar y no encuentran empleo.
  • Ese punto es crucial: En Puerto Rico, la tasa oficial de desempleo ronda el 15%, la extraoficial el 19%, y esto es sin contar el sub-empleo, el empleo a salario mínimo que no da para vivir, y otros desastres de nuestro panorama laboral.  Gritarle, indignado, al residente de caserío que «se vaya a trabajar» es, en este escenario económico, un absurdo, porque sabemos que no hay trabajo suficiente para todos los puertorriqueños, vivan donde vivan, y porque en el residencial hay mucha gente que sí trabaja – porque en este país, señores, se puede trabajar mucho, duro y bien, y seguir siendo pobre.  De hecho los caseríos, como los arrabales, favelas, y otros espacios, son una de las formas físicas que adquiere el fenómeno moderno (o post-moderno?) del exceso de mano de obra potencial en una economía que «prospera» aumentando ganancias para los accionistas pero que no la prosperidad para la gente.  Los pobres NO tienen al país en bancarrota, como dice el grupo de facebook, es al revés: Los pobres son la evidencia de la bancarrota del país.

Podría seguir.  Parte de mí querría seguir. Pero me dice mi pantalla que voy por las mil trescientas palabras y prometí crear un blog, no un culebrón ni un tratado.  Me gustaría hablar de las nociones ideológicas malsanas que se ocultan detrás de toda esta «indignación» contra el residente de caserío.  Me gustaría hablar de cómo el «odio» contra el «mantenido» pobre tal vez nos distrae del timo del mantenido rico (puede ver algo sobre eso en este post).  Me gustaría hablar de algunas de las personas que conozco, que son de caserío y/o viven en uno, y que no son ni vagos, ni mantenidos, ni parásitos, sino gente buena y trabajadora. Me gustaría explicar que a veces, el internet y la antena son la manera más eficaz de mantener a los nenes lejos del punto (puede leer algo sobre eso aquí) y que algunos padres y madres optan por tener esas cosas, con mucho sacrificio, porque no pueden sencillamente mandar a los nenes a correr bicicleta por ahí.   Me gustaría describir el tiempo que pasé viviendo en un caserío del área metro cuando niña, y decirles a todos esos y esas que en chillonas mayúsculas hoy declaran que se mudarían a un caserío para que «los mantengan» que yo lo dudo mucho, que no les creo, que ellos y ellas no quieren vivir allí ná.  Ni con tarifa fija, ni sin ella.  Sólo quieren descargar su indignación, porque saben que algo anda mal, y el pobre y el dependiente siempre han sido un blanco fácil.

Foto tomada de endi.com, sección dominical del La Revista de hoy.

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17 respuestas a “tarifas, vagos, indignaciones, y otras vergüenzas de la cotidianeidad”

  1. Como anarquista es frecuente la ocasión en cual me encuentro opuesto a ambos lados de la dicotomía. Inevitablemente, si comienzo por atacar el lado Blanco, me etiquetan de sicofanta del lado Negro, y al atacar al Negro, les disgusta mi Grisura. Cuando finalmente acabo de atacar al medio Gris, es lo más probable que me encuentre hablándo solo o con paredes o con grillos. Espero evitarme esta dinámica tediosa dejando un comentario conciso e indispuesto a malentendidos. Fácil decirlo…

    Primero hay que definir claramente lo que es moral antes de entrar en cuestiones de moralidad. Como voluntarista, pienso que existe una manera de determinar la moralidad de cualquier interacción humana: si una interacción cuenta con el consentimiento de todas las partes involucradas, es moral. Es decir, a ninguna interacción con elementos involuntarios puede decírsele moral.

    En cuanto esto concierne al tema de esta entrada, analicemos las interacciones humanas en juego. Puede ser llamado voluntario (y por ende moral) el cobro de contribuciones? Por definición, las contribuciones son pagos compulsorios cobrados a punta de revólver. Los «servicios» que un gobierno ofrece a cambio de estos no pueden ser rechazados por el público de igual manera que uno puede rechazar los servicios de un masajista o agente de viajes. No creo que conozca a alguien que justificaría tal uso de violencia por parte de un agente de viajes para derivar sus ganancias.

    Usando esta lógica podemos entender que las riquezas adquiridas por los gobiernos mediante contribuciones son poco más, si algo, que hurtadas. Todo lo que se haga con ellas es producto de un acto de violencia.

    Pero en cuanto a vivienda pública y subsidios tales como las tarifas fijas existen argumentos en contra además del moral. Análisis económico hecho de manera honesta y transparente constantemente refleja efectos negativos en la práctica de tales actos «caritativos» de parte del gobierno, precisamente en el público que están orientados a ayudar. Desvían incentivos naturales hacia el trabajo, la responsabilidad reproductiva y el ahorro, lo cual no es decir que la población pobre de cualquier país es de baja calidad moral o humana, sino que los exime de toda acusasión de que son la raíz de problema alguno. Son, como usted dice, víctimas de un sistema que los orienta hacia el fracaso. La causa real es el sistema, que es uno incapaz de existir sin ese uso de violencia original de parte del gobierno el cual, además de ilegítimo, es dañino para todos.

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  2. Hola,

    ciertamente, desde una óptica anarquista, las contribuciones son un oxímoron, o un hurto. (Aunque se ha escrito sobre la importancia de fortalecer la capacidad del estado, vis a vis las corporaciones, para crear un bien común que a su vez permita el desarrollo de condiciones para el anarquismo, pero eso es otra conversación.) El punto de las contribuciones es indicar que a mi me indigna más que mis contribuciones no me permitan transportarme en una guagua a mi lugar de empleo, que cualquier beneficio que reciba la gente del residencial.

    También es muy probable que la medida en sí, la del «flat rate» para luz y agua, no sea una buena solución, amén de que viene cargada de motivaciones turbias por parte de un gobierno que por un lado quiere hacer «justicia social» en el caserío y por otro le cierra el grifo a cada rato a los vecinos de Villas del Sol. Y me sospecho que también se esconden cosas más siniestras, como la justificación de deshaucios a las familias deudoras del residencial, etc.

    Pero al final, el foco de lo que escribí no era ninguna de esas dos cosas, sino algo más simple, y que me asusta porque no tiene solución política clara. Se trata de la prisa con la cual acusamos al «parásito», si se trata de alguien claramente marcado como «pobre» (e.g. ocupante de terreno invadido/rescatado, residente de caserío, etc.). Esa indignación, esa rabia, no hay parásito rico o corporativo que logre generarla.

    Y es ese odio colectivo a la figura mítica, unicorniana, de la mujer con cuatro hijos viviendo del gobierno, a todo lujo, dentro de un caserío, la que me provocó este escrito. Porque el sistema no solamente los orienta hacia el fracaso-el sistema, estructuralmente, está diseñado para que una proporción sustancial de los humanos «sobren», crea espacios para almacenar esos humanos «sobrantes», y reproduce ideologías que permiten que la gente que se considera «normal» odie a ese excedente humano, justifique su opresión, y se indigne si les dá por tener satélite.

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  3. Encontré esta otra página en FB cn más de mil fans. http://www.facebook.com/pages/No-estoy-de-acuerdo-con-el-cobro-fijo-de-AGUA-Y-LUZ-a-los-residenciales/263240073843?ref=pymk

    El tema es para largo. Aquí sólo digo que en las actuales condiciones de desarrollo del sistema económico, estas personas no constituyen un ejército de brazos de reservas, como parece indicar el texto. Más bien, ha sido una fórmula para controlar un sector de la población a la que el sistema no puede ofrecerle entradas mínimas. Pero también se constituyen, por la dinámica de las relaciones políticas, en una base del clientelismo político con el que se reproduce el poder de la clase política. Claro, en los residenciales también hay trabajadores que aportan a la economía, pero es el creciente subsidio de un sector que ha aprendido a vivir sin aportar y evaden el aportar (por las razones que sea), lo que crea un daño moral y la irritación colectiva.

    Sí, es muy difícil que el mismo sentimiento ocurra para el sector parasitario de los ricos, quizá porque la relación es menos visible. Quizá porque también al sector que mejor se conoce es aquel que de alguna manera reingresa, al menos, parte del capital acumulado a la esfera de la producción. Y fíjate que el coraje expresado no es sólo contra los subsidiados, sino contra la clase política también.

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  4. Rima,siertamente tu punto de vista en cuestion tiene mucha realidad,como puertoriqueno te puedo dar fe de que en la isla a veces se puede trabajar como un esclavo y siempre tener los pies en el agujero.Pero la realidad es que los residentes del residencial publico no son tan ingenuos como usted los pinta si es verdad que muchos de ellos no tienen recursos para salir adelante la verdad es que muchos de ellos prefieren vivir como estan,marcados por la sociedad como gente del caserio,la razon de esto es que simplemente les da un estatus social,una razon mas para quejarse de lo que pudo o no pudo ser y ademas devemos de recordar que en un pais tan aferado a la politica como Puerto Rico, el pobre se convierte en una heramienta para colectar votos a cambio de promesas de mejor vida,promesas que al final se tornan en eso simplemente promesas que nunca se cumplen porque no hay fondos o cualquier otra escusa barata que al final de cuentas no es otra cosa que una nube de humo para robarse los fondos publicos que personas que trabajamos arduamente pagamos al gobierno atraves de las contribuciones.Me da mucha lastima la situacion por la que Puerto Rico esta viviendo hoy dia,pero debemos de cambiar las actitudes para poder empesar a ver cambios.Una de esas actitudes que de vemos de cambiar es la de yo no soy chota,porque nadie es chota hasta que el crimen te toca de serca,cuando te matan un ser querido o cuando te roban algo que tan arduamente trabajaste para tenerlo.Luego debemos de sacar del gobierno a todos esos politicos coruptos que lo unico que hacen es robar y robar.Luego de eso habria que invertir en la infra estructura del pais para mejorar las careteras y otras facilidades que estan en deterioro y comenzar a buscar clientes que tengan capital para invertir y jenerar trabajos para todo el mundo.Lamentable mente en la isla la politica ha destruido las industrias poco a poco desde que dejaron ir la industria azucarera y luego la manufactura y la agricultura que esta en jaque porque es increible que en Puerto Rico que es un pais tropical un platano me cueste casi un peso cuando aqui en estados unidos los pago a 5 y 10 por peso.Asi no se puede echar para adelante cuando le pones tantas trabas a los agricultores y sim embargo al contratista desarollador lo dejas que destrulla nuestros recursos.Tantas residencias tan caras,me pregunto cuantos puertoriquenos las pueden adquirir? La verdad es que hay un bumper sticker que leia «SI QUIERES VIVIR EN UN ESTADO,HAY 50 DE ELLOS» y eso es lo mismo es lo que yo hice,porque no importa como usted lo mire la realidad es que en Puerto Rico no hay verguenza ni quien la ponga.

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    1. R. Vélez, saludos y bienvenido,

      Me gusta eso que dices de que la medida puede ser una forma de obtener votos fáciles del pobre. Es muy posible, y de ser así, es muy hipócrita. También estoy de acuerdo con la necesidad de invertir en infraestructura, y de bregar con la corrupción política.

      Tengo algunas dudas con respecto a lo que dices de los que no denuncian el crimen por no ser «chotas». Hay que ponerse en los zapatos de la gente. ¿Y si por chotear, pones en peligro a tu familia? ¿Y que pasa si los policías son corruptos, y le choteas el crimen al policía incorrecto?

      Lo que quiero decir es que la cosa no es «blanco y negro», «ellos y nosotros». Tiene matices, es complicado, y hay que mirarlo dos veces. Gracias por pasar, leer y comentar.

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  5. Myrisa, precisamente! Me refiero a donde dices que se trata de «un sector de la población a la que el sistema no puede ofrecerle entradas mínimas». Era justamente a eso a lo que me refería, y se trata, como bien dices, de un fenómeno cualitativamente distinto al de la reserva de empleados de hace unas décadas. Se trata de un sistema estructurado (nacional e internacionalmente) para inevitablemente producir «human waste».

    Y es por eso que la exigencia implícita en estas protestas, ese reclamo de que «se pongan a trabajar» y a «aportar a la economía», me parece extraña. ¿Me explico? ¿Cómo podemos afirmar que un grupo está evadiendo «aportar a la economía», si no podemos, estructuralmente, ofrecerle empleo a todo el mundo capaz de trabajar? Es pedirle soluciones biográficas, individuales, a problemas colectivos, estructurales. Y si bien es cierto que hay individuos con cualidades especiales, o con suerte, o una combinación de ambas, que logran salir del hoyo y alcanzar el sueño de la movilidad social, estructuralmente las cartas están «stacked against them», barajeadas en contra de los sectores más pobres.

    La medida en sí (la de la tarifa fija)es truculenta. Es populista, clientelista, y se presta para convertirse en una base para el deshaucio «porque les dimos una oportunidad, y no pagaron». El gobierno está manejando el problema de la pobreza de forma fatal. Pero en este post me proponía mirar las ideologías populares que compartimos y que también revelan la incomodidad que sentimos para con la pobreza. Parecería que mientras podamos resolver a través de la caridad, regalando botellas de agua, o achacarle la pobreza a los desastres naturales (que como bien han dicho tú y otros, son también humanos)podemos bregar con ella. Pero en cuanto a los «pobres» les dá por tener satélite, nos caen gorditos. Culturalmente, queremos que los pobres sean humildes, trabajadores, agradecidos. Pero no es así que funciona la cosa. Muchos saludos.

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  6. la indignación con esta medida del gobierno no es para menos. Un gobierno que ha dejado a trabajadores en la calle y le da «premios» a los que no trabajan se merece no solo indignación… Pero este país no tiene la dignidad ni el coraje para darle a este gobierno lo que se merece. Trabajo como maestro y recuerdo como veía a las madres de estudiantes residentes en residenciales pasarse horas largas en los predios de la escuela hablando de las novelas del día anterior. Eso era así casi todos los días, no trabajaban, no producían nada pero eran las primeras que estaban en la escuela el día de llenarles los papeles para recibir las ayudas.

    En mi caso la indignación es fuerte pues soy uno de los maestos a los que en el 2008 le llegó los dos cheques de junio en cero. Tuve que pedir prestado para comprar comida y pagar las deudas pendientes pues no tenía suficiente guardado por tener una situación familiar que drenó nuestras finanzas. A mí no me dieron un subsidio. tuve que presentarme en agosto del 2009 a trabajar como de costumbre y todavía el gobierno no me ha pagado ese sueldo. Claro que me indigno.

    Todo el mundo vé a Adolfo Hitler como un ser malo y despreciable por lo que le hizo a los judíos en Alemania. Yo leí Mein Kampf y me puse en los zapatos de un trabajador alemán de aquella época y comprendí porqué la gente lo apoyó. No estoy avalando el genocidio pero comprendo la indignación que comparto con otras personas que tenemos que trabajar sin recibir los beneficios que tienen los que no trabajan. Al menos la mayoría de los que no trabajan.

    Adelante y éxito.

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    1. Prometeo, saludos,

      Lo que relatas de tu experiencia es digno de indignación. Trabajar duro, para después no cobrar, tener que endeudarse para pagar comida y deudas pendientes..Claro que te indignas. Cualquiera se indigna. He trabajado de cerca con buenos maestros y sé que puede ser gratificante, pero que es un trabajo duro y con frecuencia muy poco apreciado.

      Ahora bien: A lo que voy con este post es que la conexión entre la opresión o el maltrato al trabajador, que tú describes con tu ejemplo, no es el resultado directo de los subsidios a los residentes del caserío o de otras políticas de ese corte. Establecer una conexión entre esas dos cosas, me parece, refuerza una división falsa entre un «ellos» del caserío, imaginado como desempleado, viviendo del gobierno, y haciéndolo con lujos que el trabajador no puede darse, y un «nosotros» clase mediero, imaginado como trabajador, que paga contribuciones, y que trabaja arduamente para darse esos lujos. Las dicotomías de «ellos» vs «nosotros» basadas en etnias y/o clases son, históricamente, peligrosas.

      En este caso, la dicotomía en cuestión sirve para oscurecer que las raíces de los problemas económicos del país no están localizadas en los subsidios a los ciudadanos más pobres, sino en la estructura de nuestro sistema socio-económico (y el de tantos otros países) y en las ideologías que lo sostienen. Sirve para oscurecer el hecho de que vagos hay en todas partes – esas señoras del residencial que describes, hablando de novelas en lugar de trabajar, ¿son acaso más vagas que las señoras ricas que se pasan el día haciéndose faciales, o en el gym, o que los señores millonarios que no tienen que dar un tajo para trabajar y se dedican a jugar con palos de golf, o con las acciones de la bolsa?

      Esto, claro está, no quiere decir tampoco que todas las señoras ricas se la pasen en el gym, o que todos los señores de chavos se dediquen full time al golf. Como tampoco se dedican, todos los residentes del caserío, a vivir del gobierno – allí hay mucha gente que trabaja duro y paga renta. El punto es que hay algo en la vagancia del pobre que como cultura, rechazamos con mucha más violencia que la vagancia del rico. Y que ese rechazo nos puede llevar a olvidar problemas estructurales. O a distraernos contando antenas en los techos de los residenciales, olvidando que la pobreza no es la causa de nuestro desastre económico, sino síntoma de éste.

      Gracias por pasar, leer, comentar, y escribir en el ciberespacio.

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  7. Una de las cosas más interesantes de este debate es que ninguno de los indignados se plantea la deseabilidad de que el pago de las ultilidades como el sevicio de agua (y el alcantarillado cuando aplique)funcione como un impuesto, o como una «tarifa fija» para todos. Eso ahoraría muchos costos para la Compañía y malos ratos para los usuarios. Se liberaría dinero para invertirlo en campañas educativas sobre el uso y abuso de los recursos y de personal para reparar los salideros, amén de poder «abandonar» de la lucha contra los evasores.

    Quizás, si el gobierno se expresara en éstos términos, esos miles de que engrosan los grupos de facebook y los que destilan rabia en los periódicos tendrían que recurrir a otros argumentos para seguir atacando «a los vagos». Porque seguirán atacándolos mientras se sigan sintiendo superiores gracias a su postura acrítica sobre el dogma trabajo.

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    1. Saludos, Café,

      hay muchas cosas, posibles soluciones, que no se discuten con seriedad. Aunque la entrada en el blog no pretendía analizar la política de las tarifas fijas en sí, sino mirar de cerca y dos veces la reacción común y las ideologías que la sostienen, es cierto lo que dices. En términos de política pública, esta cosa no parecería estar muy pensada, y mucha gente ha sugerido ideas que deberían tomarse en cuenta, incluyendo topes, bonificaciones por uso cuidadoso, desarrollo de más fuentes de energía alternativa, tarifas fijas para otros sectores, etc.

      Pero quizás el gobierno al final se beneficia de que la «clase media» y «la clase pobre» se peleen. Igual así se distraen y no se fijan en las alianzas malsanas, en el despojo ambiental, y en otros issues. Hay un blog (bueno, debe haber varios, pero ese es el que me viene a la mente ahora), de El Colao, que habla sobre eso.

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  8. Gracias Rima!

    Una vez más diste en el clavo! Las reacciones han sido alarmantes. El otro día, compañeros de estudio (quienes una esperaría tuviesen algún tipo de sensibilidad comunitaria)hablaban de lo «injusto de las tarifas» y de la «inconstitucionalidad» de la cosa.

    A mí también me preocuparon más las reacciones que el ajuste. Me recuerdan un poco la ola de homofobia que levantó la Resolución 99. Es como si hubiese odio a flor de piel. Basta cucar un poquitito para que se levanten y griten y manifiesten en contra de personas que son distinatas (o incluso pares!)

    Una persona (que estudia conmigo)contaba de una señora de 75 años quien llevaba más de 10 años sin pagar la luz, a quien le hicieron un plan de pago (por $15,000 o algo así) a 85 años. Esa persona estaba muy, muy molesta porque el plan de pago es un chiste. Y le pregunto: realmente prefieres, entonces que AEE le requiera a esta señora $15,000 o que se quede sin luz? Y si se queda sin luz porque NO TIENE DINERO, qué hacemos entonces con la señora? Obviamente no me contesta nada. Entiende que no es problema de él. Y eso es lo que he podido captar, no hay sentido de comunidad, no hay sentido de responsabilidad para con el pobre que no tiene ingresos, para con la anciana que no tiene más nadie, para con el enfermo que no tiene plan. Olvidamos que vivimos en el mismo espacio, en el mismo país, en el mismo municipio. Urge entender que tenemos que preocuparnos los unos por los otros como sociedad! Genuinamente pensamos (muy tranquilamente) que es «every man (or woman) for him (or her) self».

    Por otro lado, desde nuestra casita pensamos que deberías escribir de vez en cuando sin resonancia, pues este artículo nos gustó muchísimo.

    De nosotros acá, un abrazo.

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    1. Angie querida, muy acertada la comparación con la homofobia levantada por la 99. Pero más acertada aún la reflexión sobre la hipotética señora. ¿Qué hacemos con la señora? Queremos vivir en un país que la deja sin luz para «que aprenda a ser más responsable con sus finanzas» pero que como país no es capaz de generar empleo para sus nietos? Un abrazote.

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  9. Buenas tardes a todos:

    En primer lugar me gustaría saludaros a todos ya que leyendo vuestros comentarios me he acercado un poco más a mi isla favorita. Soy de Barcelona (España) y viví en PR hasta obtener el JD en Derecho.

    He recordado con cariño que el debate sigue siendo prácticamente el mismo que el que yo dejé a mi partida. Los argumentos a favor y en contra de los habitantes de los residenciales no ha variado demasiado.

    Yo únicamente quisiera apuntar algo: creo que tanto la defensa a ultranza de las personas con pocos recursos como su crítica es erronea: sin duda nadie puede criticar (y prácticamente pretender exterminar) a las personas que viven de los cupones sentado cómodamente en su sofá. Estoy convencida de que su vida es mucho más triste de lo que pudiéramos llegar a imaginar. Asistí en la universidad un curso llamado «Derecho y Pobreza» en el que realizmos varias visitas a residenciales y, realmente, el corazón se me escapaba del cuerpo..

    No obstante, la defensa a ultranza e incondicional de ese sector de la población tampoco me parece acertado. Desde luego hay muchas personas que, pese a cobrar los cupones y llevar una vida miserable, siguen trabajando duro. Pero en realidad, cuando se critica, nadie se está refiriendo a esas personas. Amigos, creo de debéis admitir que la situación que existe en PR no se ve en la mayoría de los países: en los demás países, cuando la gente es pobre, se mueren de hambre. Ni se compran iphones, ni se tiñen el pelo, ni hay tartas de cumpleaños. Es absolutamente triste y es por ello por lo que la sociedad crea organizacione soslidarias, comedoras para que los pobres coman gratuitamente y maratones para que ningún niño se quede sin regalos el día de Reyes.

    En PR no pasa eso. El estado da cupones, la gente no trabaja porque pierde el derecho a los cupones y, como colofón, se genera un conflicto social ciertamente muy preocupante.

    Bueno, disculpadme porque en realidad no me quería entretener.. Pero dejadme hacer una última puntualización: en relación con la afirmación de que en PR no hay trabajo para todos… Bueno está bien, en ningún país hay trabajo para todos pero.. algo más puede hacerse en PR… Una de las cosas que más me sorprendió fue que en PR no hay pescado!!! Vas a un market y la única oferta es un chillo con los ojos secos… (esty hablando, además de los mercados generales, de los grandes supermercados como Pueblo, Amigo, etc). ¿Y eso por qué? Sencillamente porque nadie sale a pescar. Porque es un trabajo duro, que hay que madrugar mucho, y está muy mal pagado… En fin, sobra decir que en todos los demás países del mundo se pesca… Lo mismo pasa con las hortalizas… por Dios con la tierra que tenéis, el clima, la humedad… podríais generar verdudas para exportar a media américa y en cambio… las lechugas que compraba eram made in USA..

    Ahora sí, ya acabo. Soy una mujer muy trabajadora, muy estudiosa, no podría estar parada mientras la vida pasa a mi alrededor… pero no me parece justo que para justificar a las personas que están bebiendo Medallas y hablando de novelas tengamos que criticar a las mujeres con recursos que se pasan el día en el GYM. La verdad es que podrían hacer algo más para cultivar más su mente y su alma (y no tanto su cuerpo), pero ellas no hacen mal a nadie (desde luego tampoco hacen bien). El mundo es muy injusto, y entre todos debemos cambiarlo, pero hasta que no lo consigamos, las personas con menos recursos deben seguir trabajando para llenar la nevera de comida y para procurar un trozo de pan para sus hijos, mientras que las personas con recursos, por lamentable que sea, tienen ya la nevera llena y una buena educación garantizada. ´Recordemos que por tener dinero, no son peores personas.

    Un saludo a todos,

    Carolina

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    1. Saludos, Carolina, y bienvenida,

      Creo que es importante lo que anotas acerca de la falta de empleo vs. el hecho de que sí hay trabajo que hacer. Una de mis estudiantes tiene eso como mantra «trabajo hay, lo que no hay son empleos». Es claro que existen cosas que se podrían hacer y que mejorarían la calidad de vida a la vez que proveerían sustento a nuevas personas: Pescar, sembrar, son buenas ideas, buenas cosas. Pero en esta maltrecha, mal planificada economía nuestra, no son «empleos» viables para grandes sectores. Para que sean opciones viables, hace falta tornarlas en opciones estructuralmente viables. Es decir, resulta poco probable que yo me críe en un caserío, tal vez en una urbe grande, lejos del mar o al menos lejos del paisaje de la pesca/botes, etc., y que logre desarrollar una vocación, un interés por la pesca. Otro tanto con la siembra-¿dónde siembro? ¿cómo siembro? ¿cómo aprendo a sembrar? Pedir que el desarrollo de una economía sustentable sea responsabilidad de los sectores más pobres, y para colmo de sectores pobres y urbanos, tiene algo de injusto – un cambio como ese tiene que surgir de un conjunto de políticas públicas que lo traduzcan en alternativas y opciones viables para los pobres y para el país.

      Aclaro además que no intentaba criticar a las mujeres con recursos que van al gym, ni «justificar» a los que beben medallas. De hecho el punto era distinto – era indicar que esa actividad no la identificamos como «vagancia» o «improductividad», pero las mujeres pobres hablando de las novelas sí. El golf no, las medallas sí. Lo que intentaba era ilustrar el hecho de que se nos hace más fácil condenar la «vagancia» si la vemos en el pobre, que si viene de sectores más privilegiados. Que tenemos una doble vara, que le exige al pobre soluciones individuales a lo que son problemas estructurales.

      El blog se llama «parpadeando» porque pretende mirar dos veces lo que nos parece obvio. Bienvenida de nuevo.

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  10. http://www.presidentestv.com.ar/presidentes_lula.htm

    la clase media y los ricos piensan que los pobres no se merecen nada. Piensan que lo que tienen lo ganaron en la Luna, sin ayuda de nadie, ni del estado ni de la sociedad en la que viven que les dan clientes, pacientes, mercado, rutas, derechos, tierra, etc. Nada se hace sólo. Los que tienen también tienen un privilegio y el Estado es el único encargado de que esos privilegios se repartan lo más posible.
    Saludos

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  11. Saludos, desparejo.Disculpa que no ví este comentario hasta hoy. Bienvenido!

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  12. […] en su elocuencia, incluso en su belleza o funcionalidad.  El tema es (¿o nos resulta?) urgente.  Me ha pasado antes.  Me ha pasado […]

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